CULTO

BENDITA CRUZ DE CARNE

Historia y leyenda de la milagrosa reliquia del siglo XIV que se venera en la Catedral de Zamora

Según la inveterada tradición, plasmada sobre una tabla conservada en la catedral de Zamora, a principios del siglo XIV Fray Ruperto, monje benedictino, se encontraba rezando en el huerto de la desparecida iglesia de San Miguel del Burgo. Era una época en la que abundaba la pobreza y la gente moría muy joven a consecuencia de terribles enfermedades como la peste negra que en esos momentos asolaba a todo el país. El piadoso monje imploraba al Señor el cese de este mal cuando fue iluminado por un fuerte resplandor del que, milagrosamente, apareció un ángel que, haciéndole entrega de una pequeña cruz, le dijo: «accipe signum salutis». Le aseguró que mientras se conservase esta dádiva y fuese venerada con devoción en Zamora, ninguna epidemia causaría estragos sobre la población.

Se conservó la cruz en la iglesia de San Miguel hasta el año 1588, en que los monjes pensaron enviarla a Valladolid; pero la noticia llegó al Ayuntamiento de Zamora y este hizo cuantas gestiones fueron precisas para que la reliquia no saliera de la ciudad.

Frustrado el traslado a Valladolid, el Ayuntamiento obligó al monasterio a hacer concordia y asiento en escritura que se otorgó el 12 de noviembre de 1599.

Desaparecida la iglesia de San Miguel en el siglo XVI, la reliquia pasó a custodiarse en el monasterio de San Benito, de donde salió en 1809. Permaneció en la catedral hasta 1814, donde fue protegida de la invasión francesa. En 1835, a causa de la exclaustración de los benedictinos, la reliquia regresó definitivamente a la catedral donde se venera los días 3 de Mayo y 14 de Septiembre.

La milagrosa reliquia tiene forma de cruz potenzada y mide unos 3 cm. de lado y, de grueso, como medio centímetro siendo los cuatro brazos iguales. Según las descripciones de Agustín de Rojas Villandrando, esta carne está cecinada, de color leonado envuelta y cosida en un lienzo antiguo, impregnado por algunas partes de sangre. Existe la tradición de que un clérigo incrédulo, que en acto de la adoración quiso experimentar la materia, clavó en la Cruz un alfiler de la que iba provisto. Un chorro de sangre que saltó de la herida lo dejó ciego instantáneamente.

En el templo mayor la Bendita Cruz de Carne ha recibido culto en el altar del Santo Cristo, situado en el lado derecho de la capilla mayor. Actualmente se custodia en la capilla de Santa Inés, guardada en un sagrario realizado en madera taraceada con incrustaciones de hueso, nácar y plata.

Durante la epidemia del cólera, en 1834, se sacó esta reliquia en solemne procesión rogativa, acompañada por todas las corporaciones de la ciudad.

Probablemente, aunque no sabe a ciencia cierta, esta reliquia debió ser venerada en 1918 con motivo de la epidemia de gripe que se extendió por el continente europeo.

El Miércoles de Ceniza y los viernes de Cuaresma del año 2021 el Obispo de Zamora impartío la bendición sobre los cuatro puntos cardinales de la Diócesis desde la puerta norte de la Catedral con la Bendita Cruz de Carne, pidiendo a Dios por el fin de la pandemia de coronavirus desatada en 2020.

Bendita Cruz de Carne
Capilla de Santa Inés